El Pozo
Visiones poéticas
"El pozo"
Pensar en eso.
En el agua quieta. En la navaja.
En el silencio vertical.
En dejar de ser este cuerpo que pregunta.
Fue terrible.
Fue un jardín donde sólo crecían piedras.
Vi el pozo, sí.
No era negro, era ausencia de luz.
Tenía la forma exacta de mi garganta.
susurré a la humedad: No puedo más.
Mi voz no era mía,
era el eco de todas las que cayeron.
Y el centauro herido,
clavaba su pezuña en mi nombre público.
La herida era el escenario.
La herida era la máscara.
(Me río ahora,
Es la risa del cráneo,
la que suena cuando el viento atraviesa las cuencas vacías).
el demente,
sigue en su trono de caos,
partiendo en dos mi Luna.
dejando mi marea interior como si de un azogue roto se tratase.
Mi sangre va y viene sin permiso,
intoxicada de futuros.
Jodiendo la marrana, .
Rompiendo el espejo donde mi madre me miraba.
No entendemos.
No sabemos ser felices.
Ni yo ni la que está dentro de mi
Quizá la felicidad era esto
una breve pausa entre dos abismos.
Un cigarrillo encendido en la trinchera.
La angustia regresa.
Siempre hay un fantasma que alimentar.
La Madre.
El nudo original.
La primera casa, la primera prisión.
He de cerrar esa puerta.
He de tapiar esa cripta.
La Luna Nueva en Escorpio se acerca.
Qué escenario perfecto.
La noche más oscura del signo más oscuro.
La luna de la sangre, del veneno y del sexo.
Escribiré la carta al escorpión.
No será una carta.
Será un bisturí.
Será el azadón que golpea el ataúd.
Cerrar.
Qué palabra tan limpia
para un acto tan lleno de tierra.
Rebeca Saray